El barrio que se cae a las puertas de Marivent

28 Nov
  • Los vecinos empapelan Cala Major de carteles denunciando su degradación

  • En ningún lugar de Palma conviven mejor la opulencia con la marginación

Cala Major es el barrio de la Familia Real y Joan Miró, pero también es el barrio de los hoteles abandonados, los edificios Pullman y la falta de equipamientos sociales. Ni colegio público, ni escoleta, ni centros para la tercera edad en una zona con casi 6.000 residentes, la mitad de los cuales son extranjeros. Una situación que ha llevado a la Asociación para la defensa de Cala Major i Sant Agustí a empapelar el barrio con una serie de carteles que denuncian los distintos problemas que sufre esta barriada del ponent palmesano.

En ningún lugar de Palma conviven mejor la opulencia con la marginación. Hoteles de lujo (como el Nixe Palace) y apartamentos de diseño con acceso privado al mar se codean con edificios colmena y zonas en las que es mejor no pasearse a partir de según qué horas. En los carteles difundidos en los últimos días por las calles de la barriada, destacan los archiconocidos Pullman, pero también edificios abandonados, caminos públicos invadidos por la maleza –y por los cuales es imposible transitar–, paredes apuntaladas desde hace meses por su inestabilidad y locales del ayuntamiento infrautilizados.

'Skyline' de Cala Major

«El problema no son sólo los Pullman, es el barrio entero». Es la opinión de Andrés Juan Florit, presidente de la asociación de vecinos de la zona. Según su punto de vista, Cala Major sufre importantes problemas de «seguridad y limpieza», tiene carencias históricas –como la de un colegio público– y adolece, en definitiva, de «todo lo que un lugar necesita para una convivencia pacífica». Algo especialmente grave si se tiene en cuenta que Cala Major es una zona turística y, que por lo tanto, proyecta una imagen hacia el exterior de la isla.

Tal vez uno de los casos que mejor ejemplifica lo que está sucediendo es el del Hotel Uto Palace, una mole de diez pisos que antaño ofreció espectaculares vistas al mar a sus huéspedes y que hoy permanece abandonado –lo está desde hace años–, deteriorándose a pasos agigantados. Desde la costa son perfectamente visibles sus piscinas vacías y llenas de suciedad y escombros, aunque el edificio en sí ya es un poema, con paredes desmoronadas en las que se cuelan las palomas y un supermercado abandonado en su parte frontal. El inmueble estaba destinado a reformarse y albergar apartamentos de lujo, pero a día de hoy el proyecto está paralizado.

No es, ni mucho menos, el único hotel abandonado de la zona. Otros han tenido más suerte y ya están en vías de reconvertirse en establecimientos turísticos de alto standing. Es el caso de los hoteles Santa Ana, Cala Mayor y La Cala.Sin embargo, puntualiza Andrés Juan Florit, «de poco sirve invertir en los edificios si luego el entorno no acompaña». Y el entorno, desde luego, no acompaña. El proceso de degradación avanza a pasos agigantados a medida que se aleja más y más la materialización del Plan Especial de Reforma Integral (PERI), una ambiciosa iniciativa que el Ayuntamiento de Palma diseñó hace ya siete años para el barrio y que a día de hoy sigue en un cajón.

El hotel Uto, hoy abandonado (Cati Cladera)

Este proyecto, que iba acompañado de una Área de Rehabilitación Integral (ARI) para la zona de los edificios Pullman, debía dotar a la barriada de una escuela, equipamientos deportivos y intervenciones para combatir la delincuencia y la suciedad, así como de instrumentos para favorecer la integración entre los vecinos. «Somos la otra Playa de Palma, la olvidada», considera el presidente de la asociación vecinal, que acusa a los políticos –a «los de arriba»– de ignorar que en Cala Major «existe un submundo a pie de calle». La responsabilidad es suya, considera, y no de la creciente inmigración, a la que otros vecinos culpan de los problemas del barrio –de los 5.968 residentes, el 47% es extranjero y sólo una cuarta parte ha nacido en Mallorca–.

Como muestra del olvido y del abandono de la barriada, unos puntales se oxidan desde hace más de un año sosteniendo una pared que se cae en las inmediaciones del Colegio Inglés. Las barreras impiden el tránsito por la acera y obligan a los peatones a desviarse por el asfalto. ¿Hasta cuándo?

http://www.elmundo.es/elmundo/2011/10/12/baleares/1318412708.html

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